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filler@godaddy.com
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Este es el viaje que me trajo hasta aquí. Un viaje real, doloroso, valiente… y profundamente transformador.
🌘 El cuerpo me gritó lo que mi alma ya sabía
En 2012, mi vida se detuvo de golpe. Me diagnosticaron un tumor cerebral que cambió por completo mi manera de existir. Durante años viví con una parálisis facial que no solo marcó mi rostro, sino que me obligó a mirar de frente algo más profundo: la desconexión que sentía conmigo misma.
Ese fue el inicio de una serie de experiencias médicas intensas. En 2017, atravesé una histerectomía que removió físicamente lo que simbólicamente había estado negando durante mucho tiempo: mi capacidad de crear, sostenerme y dar vida desde mi propio centro.
Pasé por procesos de rehabilitación largos, dolorosos y profundamente solitarios. Mi cuerpo era una voz constante que me decía: “no puedes seguir viviendo desde el personaje”.
En 2020, en medio del colapso interno que vivía, encontré la numerología. Pero más que una herramienta, fue un espejo: me mostró el guion energético con el que había venido a esta vida… y todo lo que me había desviado de él.
Ahí empezó el camino espiritual real. No el de las frases bonitas, sino el de tener que derrumbar todo lo que creía que era.
Tuve que soltar, llorar, dudar, rendirme. Pero también empezar a elegirme.
Descubrí que la sanación no se trata de arreglar lo roto. Se trata de recordar lo que nunca dejó de estar completo dentro de mí.
He aprendido a vivir lento, con respeto por mis ritmos, escuchando lo que me duele y lo que me enciende.
Mi camino no ha sido lineal. He retrocedido muchas veces. He sentido miedo, vergüenza, culpa. Pero nunca he dejado de buscarme.
Y en esa búsqueda encontré mi mayor verdad: mi poder no está afuera, ni en lo que hago. Mi poder es volver a mí. Una y otra vez.
Hoy acompaño a otras mujeres en ese mismo proceso. No desde la perfección, sino desde la experiencia encarnada de lo que significa reconstruirse desde adentro.
No sé cuál sea tu historia. Pero si algo dentro de ti te pide empezar de nuevo, reconectar, recordar quién eres… quiero decirte que sí es posible.
Te comparto mi historia no para inspirarte, sino para que sepas que no estás sola.
Y que, aunque no lo parezca, tu alma ya sabe el camino de regreso a ti.
Te envío mucho amor,
Gina Aliaga
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